No hay túnel que dure cien años, mi vida

Hace como 19 años ya, la primera vez que la escuché entera, creí que me tomaban el pelo, escuchándola una y otra vez descubrí que era un trabajo precioso, todo al completo, aunque yo haya cortado la poesía y la ponga por escrito, el tono con que es narrada se te mete muy dentro.

María Elena Walsh, Viento sur

No hay túnel que dure cien años, mi vida.
Mirá cómo se arruga la tiniebla,
la procesión de pálidas se desbarranca,
los funcionarios inauguran ruinas.
Y vos y yo fundamos aires buenos.

Dónde estará la plata de mi río,
sólo barro y olitas de minué.
En los camalotes cantan las sirenas,
pero Ulises camionero no las oye,
sólo escucha la radio.

Llueve liquen en los decrépitos televisores,
buenas noches a todos, mariposas y difuntos.
Transmiten en cadena las cadenas.
El cemento se cansa de ser cobija de la pampa.
Por los baches asoma la luz mala,
resucitan cardos y maíces,
abran paso a las luciérnagas curiosas que verán.

Viento Sur, olor a transparencia,
silbo de la calandria,
madrecita cantora del primer rayo de la aurora.
La sopa de los pobres llega al centro,
y su vapor al reino de los cielos.

Ventolina que barre tormentas,
lavadero del alma, nos deja serenitos,
reciclando la pena en vasto amor.
Silbo de la calandria y vidalita de esperanza.

Darle cuerda al amanecer,
empujar un poco al sol,
al buen día meterlo en casa.
Silba la calandria y nos sorprende en vela,
amuchados, con ganas de seguir.
Estación claridad, vamos llegando.



Unas partículas y un poco de postproducción sin salir de blender...

He añadido este piano que me recuerda con sus tiempos entre las notas, al sonido que podría producir el campanario en un pueblo.... Que piano, está ligado a la historia de los zaprens, al Cenfras por ofrecerla y todo aquél que entienda que cada emoción tiene su rincón en nuestra vida, centrarnos sólo en las buenas o sólo en las malas podría hacernos desperdiciar lo que brindan las no atendidas.